Hoy hablaremos de la cera de abejas, uno de los ingredientes básicos de los productos BÍCAME. Y es que la utilización de la cera de abeja se remonta a la antigüedad: ya existen evidencias de su uso en el antiguo Egipto, por ejemplo en procesos de momificación o en formulaciones para mejorar la salud. También existen evidencias de su importancia en la antigua China, donde la famosa farmacopea The Shennong recoge que la cera de abeja posee propiedades saludables a elogiar. Y es que sus propiedades cicatrizantes, suavizantes, antisépticas, etc., llevaron a que la utilización terapéutica de la cera de abeja se fuese extendiendo, tanto geográficamente como en el tiempo.
La cera de abeja es una secreción de las glándulas ceríferas en las abejas jóvenes obreras utilizada para ampliar o construir panales. Una vez secretada, la cera es masticada por la abeja, impregnándola de saliva, añadiendo una pequeña cantidad de polen y propóleo.
Uno de los libros más famosos de la historia de la medicina (alrededor del año 1020 d.C.), el "Canon de la medicina" de Avicena cita cierto número de fórmulas de medicamentos, en cuya composición figura la cera de abeja: "La cera pura forma las paredes de las celdas, en las cuales las abejas ponen sus huevos, crían sus ninfas y almacenan la miel... en la materia básica para todos los emplastos refrigerantes y calentadores... la cera reblandece los tumores duros... Se dice que la cera succiona los venenos. Por eso se aplica en forma de pomada sobre las heridas ocasionadas por el extremo envenenado de las flechas y así el veneno no aporta ningún daño".
Por citar algunas de sus propiedades, podemos decir que la cera de abeja es hidratante, cicatrizante, suavizante, no se deteriora con el tiempo, anti-bacteriano, anti-fúngico, anti-inflamatorio, comestible (0% de tóxicidad), ayuda a eliminar manchas de la piel, natural y respetuosa con el medio ambiente.
Actualmente la cera de abeja no es un ingrediente habitual en los cosméticos industriales, tanto por razones prácticas, al solidificar muy rápidamente su formulación es complicada, como económicas, al ser más cara que otras sustancias sintéticas.
La cera de abeja es una secreción de las glándulas ceríferas en las abejas jóvenes obreras utilizada para ampliar o construir panales. Una vez secretada, la cera es masticada por la abeja, impregnándola de saliva, añadiendo una pequeña cantidad de polen y propóleo.
Uno de los libros más famosos de la historia de la medicina (alrededor del año 1020 d.C.), el "Canon de la medicina" de Avicena cita cierto número de fórmulas de medicamentos, en cuya composición figura la cera de abeja: "La cera pura forma las paredes de las celdas, en las cuales las abejas ponen sus huevos, crían sus ninfas y almacenan la miel... en la materia básica para todos los emplastos refrigerantes y calentadores... la cera reblandece los tumores duros... Se dice que la cera succiona los venenos. Por eso se aplica en forma de pomada sobre las heridas ocasionadas por el extremo envenenado de las flechas y así el veneno no aporta ningún daño".
Por citar algunas de sus propiedades, podemos decir que la cera de abeja es hidratante, cicatrizante, suavizante, no se deteriora con el tiempo, anti-bacteriano, anti-fúngico, anti-inflamatorio, comestible (0% de tóxicidad), ayuda a eliminar manchas de la piel, natural y respetuosa con el medio ambiente.
Actualmente la cera de abeja no es un ingrediente habitual en los cosméticos industriales, tanto por razones prácticas, al solidificar muy rápidamente su formulación es complicada, como económicas, al ser más cara que otras sustancias sintéticas.
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