Hoy trataremos de los aceites minerales. Y es que cuando hablamos de aceites minerales, estamos hablando de sustancias derivadas del petróleo que son uno de los ingredientes principales de los productos para el cabello, las lociones para después del afeitado, los desodorantes, los enjuagues bucales, los aceites para bebe, las pastas de dientes, etc. su uso industrial resulta muy rentable ya que son aceites que cuestan muy poco obtener.
Estas sustancias cubren la piel como si fueran una envoltura de plástico de tal forma que tapan los poros, bloquean la respiración de las células, extraen la humedad de la piel y la sacan a la epidermis de manera que esta aparece brillante e hidratada. Pero solo aparentemente, porque en realidad, a causa de esta capa plástica que la recubre, la piel queda incapacitada para cumplir con sus funciones de defensa. Entre otras cosas, impide eliminar toxinas a través de la piel y, como consecuencia, aparecen acné, irritaciones, rojeces y otros desordenes, además de hacer que la piel envejezca prematuramente. De ahí que cuando se dejan de usar estas cremas con aceites minerales la piel aparezca aún más seca que cuando se empezaron a usar. En las etiquetas, estas sustancias pueden aparecer en su denominación latina o castellanizada. Los más habituales son: aceite mineral, paraffinum, paraffinumliquidum, petroleum, etc.
También son derivados del petróleo sustancias como el metilsilanol, la cera microcristalina, el ozokerite, el ceresin y la vaselina. Pero, de entre estos derivados, destaca especialmente el glicol propileno. Se trata de un líquido incoloro que forma parte de la composición de multitud de productos cosméticos y también de pinturas, detergentes para ropa, ceras para suelos, anticongelantes y líquidos de frenos de los coches.